sábado, 9 de marzo de 2024

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jueves, 8 de diciembre de 2022

Para morir nacemos (Cuento breve)




Como es conocido por todos, o mejor dicho, como es de público conocimiento; el señor Javier tiene una nueva novia. ¿Pero no se quedó viudo hace un año? Dice Raquel, del 1er piso. ¿Viste cómo son? Responde Laurita, del 7mo D.

Ya todos sabemos que Javier es buenmozo, tiene un buen trabajo, y es un hombre triste. ¿Por qué triste? Se dedicó demasiado a ganar dinero y no cultivó otras pasiones más allá del sexo, la televisión, y un poco (solo un poco) la música.

La nueva novia del señor Javier, tiene 22 años, se llama Melina.

Lo que nadie sabe, es que Melina es mala. ¿Cómo es eso? Manipula a Javier. Cuando quiere comprarse ropa le dice primero que está en una crisis, y después de llorar, y hacer el amor, le pide, le sugiere, que le compre el vestidito ese de 500 dólares.

A Javier no le importa la plata, porque le sobra. Pero, no obstante, vive triste.

Hasta que un día, un 15 de marzo, de un año cualquiera, Javier pasa por una casa de instrumentos de música, y ve, lo que para él es el objeto más hermoso del mundo. Jamás le había prestado atención.

Un saxo de 7000 dólares. Lo piensa dos veces, entra y se lo compra. Y por ese breve e infinito instante, Javier es feliz.

Busca un profesor de saxo, lo encuentra, pasan los meses. Pasan 4 años. Ya puede tocar casi cualquier cosa. Le gusta el blues.

El vecino Luis, del 3ro D lo odia, ¿Por qué? Envidia. Javier tiene ojos azules, y es un rasgo poco común en el edificio.

En las reuniones Javier toca Blues, Bossa y Jazz, para alegría incluso de Melina, que ahora, ya no es mala. Notó un cambio en Javier. Ahora lo ama.

El señor Javier. Javi, don Javier. Todas esas palabras que sostienen la máscara que llevamos por lo que dure la estancia.

Un día, un jueves, Javier se cruza a Luis del 3ro D en el ascensor. Luis, sin más miramientos, le confiesa:

Te envidio, siempre te envidié. Mucho más ahora que andás contento.

 Saca de entre sus ropas un revólver Bersa calibre 22. Matagatos, le dicen en el campo. Alcanza para matar a una persona.

¿Sabés que ahora vas a morir? Le dice Luis, con pulso tembloroso.

Lo sé. Le responde el señor Javier. Para morir nacemos.

Luis del 3ro D dispara el revólver y el tiro le da en el pecho a Javier, que cae, al piso del ascensor, muerto.

 

Ahora Javier despierta en un prado, lleno de flores. Se le acerca un anciano. Javier le pregunta ¿Usted es Dios? Trabajo para él, le responde.

¿Qué aprendiste de la vida? Decime una cosa que hayas aprendido, y si respondés bien, pasás derecho al cielo, le promete el anciano.

 

Javier lo piensa un momento, y responde:

Una cosa aprendí de la vida.

¿Qué es?

Javier responde:

"Que el hombre es un animal muy delicado".

El señor lo agarra de la mano, y le dice: Vamos que ya van a estar las empanadas tucumanas.

“Para morir nacemos, señor Javier. El resto son ilusiones.” Le dice el anciano con una sonrisa de miles de millones de años.

 

Alejandro G. Vera, coordinador de taller literario en Udemy.com


 

domingo, 7 de noviembre de 2021

Nuevo libro: "Sobre hombres tatuados y viejos escritos" Alejandro Gonzalo Vera

 



Hola muchachos y muchachas:

Esta es mi nueva y reluciente novela, "Sobre hombres tatuados y viejos escritos". la novela trata de la locura, el personaje principal experimenta la continuidad del tiempo de un modo caótico, pasando entre las épocas como quien salta de una baldosa a otra. Mucha metáfora, mucha bizarreada. 


Para el final del libro, un ensayo revelador, que viene a explicar todo esto que pasa al principio.


Para leer agarrado de la silla.



Saludos garómpolos!!!


(En venta en amazon.com)


A G V 

lunes, 11 de octubre de 2021

La traición

 



El sueño del amanecer dormido

Aparece descalzo entre las lágrimas

De alguien ausente.

Más allá están los que lo extrañan,

Más cerca de él los que hace tiempo esperan.

 

El mundo, teatro cruel, le ha dado

Una señal de suerte, una hábil bendición

De pájaro y de último vuelo.

Los que saben del mar

Saben que las aves se van a morir en soledad.

 

Fumándose la tarde en un suspiro

Él es prisión y sombra.

Su juventud despierta, acaso

Tempestades, o risas. Da lo mismo.

Ya se hizo tarde, le dice su reloj de sangre.

 

Prepara un puñal, metafórico, una frase;

Se sienta a ver pasar el sol, que se esconde.

Se chupa la realidad de una bocanada,

Se enciende para brillar, aunque no muera nunca.

La vida es cruel, piensa.

 

Y se duerme en el teatro absurdo.

Los niños ya son hombres;

Las mujeres, ancianas.

El cariño que supo distinguir se le hace claro,

Eran burlas. El mundo es gris, todo es farsa.

 

Una mujer debería salvarlo, como siempre.

Pero ya se hace tarde para esperar sentado.

Se prepara la cena, una y mil veces,

Y traiciona a su cuerpo

Con el filo de una hoja de papel. ¿O acaso

 

No es de papel el sueño que soñamos todos?

 

Alejandro G. Vera

lunes, 7 de diciembre de 2020

Cuento: "Por qué cantan los gitanos" de Alejandro G. Vera

 

-Por qué cantan los gitanos-

 



 

                                                                                A Evita Vera, la hermana, la artista…

 

 

En una noche fría de julio, no recuerdo ya el año, salí en busca de algo para tomar, no un bar sino algo para llevar a casa, tal vez una Coca Cola o alguna otra gaseosa. En vez de ir derecho por Gaspar Campos, tomé la ruta secreta que es ir por la calle paralela a Gaspar Campos, rumbo a la estación de José C. Paz. Siempre que visitábamos a la abuela, hace tanto y tan poco a la vez, tomábamos ese camino con mi hermana Eva, camino que es menos ruidoso que la calle principal, y también más florido.

Sabíamos que en una de las casas vivían gitanos, porque casi siempre que pasábamos se escuchaba música flamenca.

Esa noche fría de julio me pareció algo extraño ver tantos autos cerca de la casa de los gitanos. También, como siempre, se escuchaba música. Esa música especial de los gitanos en la que parece que estuvieran llorando, más técnicamente, porque usan cuartos de tonos y la escala menor armónica.

Me acerqué a ver porque la situación se prestaba para eso. Ahí estaban tres gitanos tocando las guitarras, y un cantaor devastando una melodía sin centro, que desgarraba el corazón de tan linda y tan triste.

Uno de los gitanos se me acercó y me invitó a entrar. Me dio una guitarra que al momento de sentirla entre mis manos noté que estaba afinada un semitono bajo. Toquemos dijo, por Don Manuel. Yo toco blues, ya saben los que me conocen, pero tuve la suerte de entrar bien en el tono que tenía la rumba que comenzaron a tocar. Y era una fiesta, increíble como todos hacían palmas, y gritaban y bebían, se abrazaban y lloraban y cantaban, y reían.

Dejé la guitarra a un lado y me acerqué a preguntar a que se debía esta “fiesta”. Le pregunté a una muchacha, nunca supe su nombre, le dije ¿Por qué cantan los gitanos? Y me respondió: Primero pregúntame por qué lloran los gitanos. Perdón, le dije ¿Por qué están llorando ustedes gitanos, a qué se debe esto? Se debe- me contestó- a la muerte de mi padre Don Manuel, murió ayer de tristeza.

¿Cómo sería eso? Pensé, pero no quise preguntar más.

Si eres inteligente, me dijo, vas a entender hoy por qué cantamos los gitanos.

Pregúntame ahora por qué cantan los gitanos, me dijo, con una sonrisa.

 

Bueno, ¿Por qué cantan los gitanos? – le dije- un poco tímido.

Cantamos por la muerte de Don Manuel, mi padre que ayer murió de tristeza. Lloramos por la muerte de mi padre, y cantamos porque no somos nosotros los muertos, nosotros estamos vivos.

Y me dijo entonces entre lágrimas un gran secreto: Aunque la gente se muera, nosotros estamos vivos.

Y escuché los únicos versos que recuerdo de esa noche de esas canciones tan hermosas y tan tristes. Decían algo parecido a esto:

 

“Entrégame lo que pido

Tu corazón destrozado.

Yo a cambio daré encantado

Mi corazón aguerrido.”

 

Cuando salí de la casa entre el tumulto de gente, ya era de día, y los gitanos ya se preparaban para llevarse a Don Manuel, es decir a su cuerpo, a algún lugar secreto donde van a morir las aves, quiero creer. Porque me parece muy injusto que se cubra con tierra una guitarra aunque ya no tenga cuerdas.

 

                                                                            A.G.V.

sábado, 17 de octubre de 2020

-Hacerse el tonto-

 


Todas las personas son escuchadas de una u otra manera por Bramur. ¿No saben quién es Bramur? Bramur es una voz que habita en todas las personas y para bien o para mal conduce cada peldaño de sus (de nuestras) vidas.

¿Por qué nombro a Bramur? La gente no hace otra cosa que nombrarlo. Hoy en el subte, por ejemplo, dos señoras muy coquetas y refinadas hablaban de lo caro que está el kilo de tomates en Recoleta, pero por lo bajo una decía “Está gordísima, ¡qué asco de mujer! ¿No se dará cuenta para dejar de comer?”. No creo que ni siquiera ella supiera que dijo eso. Este es el secreto de todos los magos y farsantes de circo. Escuchar lo que la gente habla por lo bajo.

Nota personal: Cuanto más “normal” se cree la persona, más dominada está por Bramur.

 

Cuando conocí a Patricio, allá por el año dos mil trece en el ingreso a la carrera Analista Programador en la Universidad de José C. Paz, me pareció un buen muchacho. De hecho llegué a pensar que podría ser mi amigo, con el tiempo. Patricio era gracioso y agradable, y nos ayudábamos con las tareas, también con el resto del grupo: Rita, Karen, y Sergio.

 

Todo iba genial hasta que comenzó la carrera. Ya que el curso de ingreso era el mismo para todas las carreras, en Analista Programador solo quedamos Patricio y yo. Rita siguió Administración de empresas, Karen no pudo entrar, Sergio tampoco. Como decía, todo iba genial con Patricio hasta la primera clase de programación. El profesor enseñaba rápido y el que se quedaba se quedaba. Yo tomaba notas y Patricio también. Pero en un momento comenzó a hacerme preguntas molestas del tipo de: “¿Qué dijo? ¿Me repetís lo último?” Etcétera. A lo que yo respondía muy amablemente mostrándole mi apunte o hablándole en voz baja (Bramur).

En la clase de Arquitectura de software noté ya realmente que Patricio tenía un problema. Me molestaba adrede. Lo soporté por unos días. Fue terrible, porque uno no sabe cómo reaccionar ante una conducta así. Porque yo sabía que él me molestaba, pero por otro lado (Bramur) yo sentía que el que estaba mal era yo.

Tenía que atraparlo justo cuando hiciera eso que hacía, para decirle: “¡No me molestes más! ¿Por qué sos malo si yo soy bueno?” (Bramur).

Pasó un mes en el que casi no dormía. En las materias llegaron los primeros parciales, y a pesar de Patricio (muy a pesar de él), me fue bien.

Patricio comenzó a salir con una chica, Bárbara se llamaba, le decíamos Barbie. Parecían llevarse bien. Por unos días Patricio se tranquilizó y llegué a pensar que gracias a Barbie ya no me iba a molestar más. Pensé que ya tenía una mejor distracción.

Pero pasado lo de Patricio llegó lo de Bramur. Cuando el profesor de álgebra dos hablaba, yo lo escuchaba putear por lo bajo, o decir simplemente: “para qué me gasto, a esto no lo van a entender.”

En toda la gente lo notaba. No pensé jamás tener poderes ni nada extraño. Solo sabía que la gente había empezado a hablar por lo bajo, no sabía yo por qué. Pero sí sabía por qué los escuchaba. Los episodios con Patricio me pusieron alerta a todo. Podía estudiar los libros de programación más difíciles y entenderlos de arranque. Era una especie de don, que vino de mala forma pero para bien.

Después de las vacaciones de invierno volvimos a cursar, recuerdo muy bien la primera clase del cuatrimestre porque pasó algo peculiar. Barbie vomitó en la clase. Se levantó llorando y corrió al baño de mujeres. Noté que Patricio decía algo por lo bajo pero estaba lejos como para escucharlo. (Bramur) Tuvimos que salir para que el personal de limpieza entrara a secar el vómito. Al pasar cerca de la mancha de vómito, miré, tal vez por morbo, y noté que entre los restos de comida semi digerida había tres monedas de diez centavos, es decir treinta centavos. (Bramur)

Me dispuse a desentrañar la historia oculta de Barbie y Patricio a como diera lugar. ¿Por qué una chica tan sana y hermosa como Barbie tragaría tres monedas de diez centavos? Es decir treinta centavos. (Bramur)

 

Al día siguiente, y durante la semana entera no vi a Barbie en las materias. Estaba faltando. Pero yo sabía dónde trabajaba. La panadería “El milagro”, ahí estaba ella con su gorrito de panadera y su habitual y hermosa sonrisa. Me reconoció y pareció alegrarse y preocuparse al mismo tiempo.

“¿Qué te pasó Barbie?, contame, podés confiar en mí,” le dije. “Te veo a las nueve en la plaza”, me dijo en un susurro. (Bramur)

La encontré a las nueve en la plaza, parecía una muñeca, muy hermosa. Me contó lo que le pasaba de entrada. “Estoy embarazada de Patricio”, dijo y empezó a  llorar. “Ok, eso lo entiendo - le dije – pero… ¿Por qué te tragaste las tres monedas de diez centavos?”, (treinta centavos, estúpido.) (Bramur).  “No sé cómo contártelo”, me respondió Barbie, y sus palabras parecían aromas de una rosa que se marchita. “¿Vos sabés lo que él hace, no?”. Le respondí asombrado: “Te referís a las bromas”. “No son bromas – dijo Barbie - ¿Sabés que el hermano y el padre de Patricio se suicidaron los dos el mismo día?”

Me quedé helado, no literalmente (Bramur). Sentí que esto tenía sentido, y recordé un episodio en el que yo sí pude atrapar a Patricio molestándome:

En la clase de Algoritmos y programación dos, Patricio me colocó una bolita de papel en mi cuaderno. Cuando me giré la sacó. Me pareció raro pero seguí prestando atención a la clase. Al rato noté que Patricio se movía y lo vi poner la bolita sobre mi cuaderno. Lo había capturado, con eso me bastaba para desecharlo de mi grupo. Pero con Barbie era distinto. ¿Cómo la había hecho tragar treinta centavos? (Bramur).

 

Entonces Barbie me contó lo de Bramur, me dijo que Bramur era una voz que tenemos dentro todos, que nos habla continuamente. Y que algunas personas (los psicópatas) tienen más de un Bramur. Patricio era un psicópata.

 

Esa noche en casa me sentía muy contento, superado. Tenía una aliada. Alguien que también escuchaba la voz susurrante. (Bramur).

 

Al otro día me dispuse a ir a la Universidad pero el colectivo no pasaba, estaba cortada la calle, y tuve que caminar hasta Gaspar Campos, donde tomé el colectivo cincuenta y tres, que vuelve de La Boca.

 

El clima estaba raro camino a la Universidad. Desde la estación se escuchaba pasar a la policía. Llegué lo más cerca que pude. La encontré a Rita, estaba consternada. Me dijo, entre lágrimas: “No Ale, no sabés lo que pasó”, “¿Qué pasó?”, le dije, temiendo y sabiendo que era algo terrible. Me dijo con voz quebrada palabras que jamás olvidaré: “Tu compañera Barbie, llevó un revólver a la UNPAZ y le metió cinco tiros a Patricio” (¡Al muy hijo de puta!) (Bramur).

 

Todas las personas son escuchadas de una u otra manera por Bramur. ¿No saben quién es Bramur? Bramur es una voz que habita en todas las personas y para bien o para mal conduce cada peldaño de sus (de nuestras) vidas.

Patricio murió esa tarde, y de Barbie ya no supe más nada. Dejé la carrera ese año, y procuro no pasar cerca de la estación de José C. Paz, tal vez para evitar escuchar voces, que si existen (yo creo que sí), es mejor no escucharlas, y si alguien nos molesta mucho, es preferible hacerse el tonto… ¿O no?

 

Alejandro G. Vera

sábado, 29 de febrero de 2020

"Recuerdos que mienten un poco" libro Indio Solari Review

Finalmente el Indio sale al teatro del mundo:


Hola gente:

Finalmente leí el libro de El Indio Solari. El libro es un compendio de memorias a modo de entrevistas que tuvo el Indio con Marcelo Figueras

En mi infancia recuerdo que cuando salía una mínima noticia de Los redonditos de ricota, todos corríamos a verla. Salía un disco y corríamos a comprarlo. Lo mismo pasa ahora, solo que después de las películas de los fundamentalistas, y Tsunami (para los que no saben hay dos películas que tienen que ver una se llama: "Indio, la película", y la otra "Tsunami un oceano de gente"). 

Retomando después de la aparición del Indio en el teatro del mundo todo cambió. Eso que venía en cuentagotas (escritos de la revista Cerdos & peces por ejemplo), terminó en un libro "Escenas del delito americano" (del que ya hice un post). 

Y ahora (hace ya un tiempo), salió el libro de las memorias del Indio: "Recuerdos que mienten un poco".

El libro recorre la vida entera de Solari, desde la infancia hasta la etapa actual. Está lleno de referencias a libros que el Indio leyó. Me hice una lista y los voy leyendo, como por ejemplo los libros de Gurdjieff, que desconocía, y son como tantos otros libros místicos, apasionantes.

Lo que más me gustó del libro del Indio es, primero: la poética de su forma de hablar, tiene estructuras al hablar que son muy llevaderas. Segundo: Me gustó que devela varios detalles de canciones, el porqué de ciertas frases (que hace tiempo en entrevistas decía nunca iba a contar). Tercero: la amplitud de su relato, abarca toda la carrera, la triste separación de los Redondos, momentos heavy, siempre tomados a modo de chiste. y Cuarto: El descubrimiento del Indio como artífice de su realidad en las letras de sus canciones, en su lírica. 

Todo lo que dicen sus canciones sale de algún lado. Todo tiene un peso social y político, una carga emotiva inigualable.

Para finalizar, (leí dos veces el libro), cabe destacar la escritura y el formato que le dio Marcelo Figueras al libro. Es un libro único, tan esperado por todos nosotros. 

Cumplí con mi cometido? tal vez, 1ro no spoilear el libro. y segundo contagiarles las ganas de leerlo.

Un abrazo Ricoteros y fundamentalistas. Larga vida al Indio Solari!!!


Alejandro G. Vera